Los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 marcan un hito en la historia del deporte chileno, convirtiéndose en la competencia internacional multidisciplinaria más grande en la que participarán atletas de todo el continente. Esta edición, a realizarse del 20 de octubre al 5 de noviembre en cuatro regiones del país, reúne a cerca de 7 mil deportistas de 41 naciones y seguidamente los Parapanamericanos, del 17 al 26 de noviembre, acogerán a 2 mil para-atletas de 33 países. Sin embargo, el recuerdo de los Juegos Panamericanos cancelados por Augusto Pinochet sigue dejando un sabor amargo.
El camino hacia esta edición inaugural de los Juegos ha sido accidentado, marcado por renuncias y controversias. Chile estuvo muy cerca de ser sede en tres ocasiones anteriores, con renuncias notables en los años 1975 y 1987. A pesar de la emoción de ser los anfitriones actuales, no podemos olvidar la historia detrás de estas cancelaciones.
La primera vez que Santiago fue elegida como sede de los Juegos Panamericanos fue en 1969, durante el mandato del Presidente Eduardo Frei Montalva, quien respaldó firmemente la candidatura. Con la llegada de Salvador Allende al poder, la promesa de los Juegos continuó, con una ley que destinaba fondos para su realización. José Tohá, ministro de Defensa y presidente honorario de la Comisión Organizadora de los Juegos (COJ), aseguró a la ODEPA (Organización Deportiva Panamericana) que “el deporte es una necesidad y un derecho en la comunidad. Chile cumplirá en 1975”.
Sin embargo, la visión optimista y progresista de Allende y Tohá se truncó en septiembre de 1973 con el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet. El régimen militar que se instaló entonces canceló los Juegos, en un movimiento que ilustra la falta de compromiso con el deporte y el desarrollo cultural. La promesa de los Juegos Panamericanos de 1975, un hito en la historia deportiva de Chile, se convirtió en otro de los sueños truncados por el golpe de Estado y la dictadura militar.
Hoy, mientras celebramos la llegada de los Juegos Panamericanos a Santiago, es esencial recordar la historia, los sueños truncados y las promesas incumplidas. Deberíamos ver estos Juegos no solo como una celebración del deporte, sino también como una reivindicación de aquellos sueños que fueron silenciados en 1973. En esta luz, los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 deben servir como un recordatorio de nuestra historia y un compromiso con un futuro en el que el deporte se valora como un componente esencial de nuestra sociedad y cultura.